Ubicado en pleno barrio Pichincha estaba el taller del inventor rosarino Claudio Blotta. Allí, rodeado de máquinas y herramientas desperdigadas, desarrolla sus invenciones secundadas por tres operarios. Es padre de tres hijos y dueño de un humor muy singular.
Blotta es el coordinador de la delegación local de la asociación de inventores. Tiene 71 años y no olvida el origen de su vocación. “En mi caso es lúdico. Recuerdo haber hecho algo que entraría en la categoría de invento, cuando tendría siete u ocho años: una caña de pescar automática. En la época que había mojarritas en el Ludueña yo me quedaba al lado de la caña porque era algo parecido a las ratoneras. Al anzuelo iban dos hilos, uno tenso y el otro flojo, entonces el tenso movía un disparador de una banda de goma, que se largaba cuando la mojarrita mordía la carnada”, recuerda Blotta.
Entre sus principales inventos están las mejoras para motores fuera de borda, compactadoras de residuos, una máquina cortadora de discos farináceos y la camilla automática para emergencias con la que obtuvo la medalla de oro en la Exposición Internacional de Inventos de Ginebra, la más prestigiosa del mundo.
“Ese invento nació a partir de un accidente callejero. Había una persona tendida y la gente decía lo que se estila en esas situaciones: «que nadie lo toque». Entonces me planteé el problema de cómo levantar a una persona sin tocarla y se me ocurrió esta camilla. Es muy simple, una cinta transportadora ubicada en un chasis que gira y retrocede a la misma velocidad que avanza el chasis, o sea la levanta sin moverla”.
La filosofía de este inventor es el constante hacer: “Una idea empuja a la otra. Mi experiencia es que se plantea un problema y hay algo para resolver, entonces debe haber un manejo inconsciente y no es que baja la nube azul de la inspiración ni nada por el estilo. Pasa a ser como una gimnasia pero en el momento en que la mente se encuentra en un estado libre, que en mi se da al despertar”.
Blotta hace una pausa, busca unos catálogos en su escritorio y atiende el teléfono que suena de manera insistente. “Me considero un inventor davinciano —continúa—, porque conozco la rueda, la palanca, el plano inclinado, el tornillo; es decir, las cosas elementales. Además, la mayoría de los inventos es una combinación de cosas inventadas o descubiertas, y los que a mí me gustan son esos que cuando los ves decís: «ah, mirá qué fácil que era”, concluye.
Nota producida por la capital: https://archivo.lacapital.com.ar/2007/10/07/seniales/noticia_420274.shtml
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Medios
A lo largo de su carrera tuvo convocatorias desde distintos medios muy populares. Fue invitado al programa de Susana Giménez, Tiempo Nuevo del periodista Bernardo Neustadt, entre otros
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